La rinoplastia tradicional se ha visto mejorada de manera importante con el uso de la tecnología láser en las operaciones quirúrgicas, ya que esta tecnología permite incrementar la precisión y reducir los efectos secundarios, así como los tiempos de recuperación después de la operación de nariz.
Antes de su uso en la rinoplastia, la tecnología láser ha sido utilizada en tratamientos menores, como la depilación láser o los láseres vasculares, y una vez comprobado su buen funcionamiento y la ausencia de daños colaterales en las operaciones endonasales, se ha comenzado a utilizar también en la rinoplastia.
Gracias a la tecnología láser, los cortes que realiza el cirujano son mucho más precisos y certeros, por lo que el resultado final mejora, a la vez que no se producen pérdidas de sangre y el paciente sufre menos durante la operación.
Además, en una operación de rinoplastia con láser, el postoperatorio es mucho más corto y menos doloroso, gracias en gran medida, a que se han producido cortes de menor tamaño y que necesitan menos tiempo para cicatrizar de forma definitiva.
La técnica láser puede ser utilizada tanto en rinoplastias abiertas como en rinoplastias cerradas y queda a juicio del cirujano utilizar una u otra, en función de lo que el paciente esté buscando o de las necesidades médicas de la rinoplastia en cuestión.
Sin embargo, es importante señalar no todas las clínicas de cirugía estética tienen perfeccionada la técnica láser, en ocasiones por falta de maquinaria adecuada y en otras ocasiones por falta de formación de los cirujanos que deben manejar estos aparatos. Por este motivo, es conveniente cuidar con mucho detalle la clínica y el cirujano que se elige para realizar una rinoplastia láser.
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