domingo, 11 de marzo de 2012

La obesidad infantil hace aumentar de forma alarmante la diabetes de tipo II





La obesidad infantil es uno de los problemas más graves que sufren los niños en los últimos años. La mala alimentación que lo provoca puede acabar derivando en enfermedades peligrosas como la diabetes de tipo 2.


Según el estudio 'Aladino' realizado por la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) un 45,2 % de los niños y niñas entre 6 y 9 años padece problemas de peso. En concreto, el 26,1 % sufre sobrepeso y el 19,1%, obesidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también se ha pronunciado al respecto y declara que la obesidad y sobrepeso han alcanzado caracteres de epidemia a nivel mundial. En el mundo hay más de mil millones de personas adultas con sobrepeso, de las cuales, 300 millones sufren de obesidad.

En los últimos años, ha aumentado la prevalencia de la diabetes tipo 2 (DM 2) en la población los niños y jóvenes, coincidiendo con el aumento de la obesidad y el sedentarismo en estas edades. El abuso de alimentos ricos en grasas, azúcar y sal, la baja ingesta de frutas y verduras, y todo ello asociado a la disminución de actividad física entre los niños, ha hecho que la obesidad infantil acelere procesos que antes tardaban más tiempo en aparecer.

Entre los factores de riesgo están la obesidad, la historia familiar de diabetes tipo 2, la pertenencia a minorías étnicas (hispanos, afroamericanos...), el bajo o alto peso al nacer, la pubertad y el sexo femenino, entre otros.

Al principio, esta enfermedad puede pasar casi desapercibida al no presentar síntomas o por el contrario, puede mostrar los síntomas clásicos de diabetes. Por ese motivo, la Dra. Mª Antònia Caravaca, endocrinóloga pediátrica del Servicio de Pediatría de USP Dexeus, explica que "el tratamiento inicial debe ser intensivo por el alto riesgo de complicaciones crónicas y se basa en mejorar la dieta y aumentar el ejercicio, llegando en algunos casos a necesitar insulina".

De hecho, la incidencia de la diabetes infantil no tendría una incidencia tan alta si las familias llevaran a cabo unos buenos hábitos alimentarios como la lactancia materna, la ingesta de frutas, verduras, legumbres, pescados...es decir, la "dieta mediterránea" y se potenciara el ejercicio físico diario, que se ha reducido, sobre todo, a causa de la televisión.

Por otro lado, los genes determinan nuestra forma corporal donde el organismo almacena y quema grasas. Es decir, que varias personas de una familia tengan sobrepeso puede hacer que los hijos también se vean afectados por este problema.

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